Hola! Mi nombre es Lina Peláez y si es la primera vez que lees algo que publico, me alegra muchísimo que sea este escrito. Siendo el primer artículo de mi Blog, quiero empezar por el comienzo. Por mi historia.
Hay un dicho popular que dice “No hay mal que por bien no venga” y con algunos sucesos que me marcaron durante mi vida, puedo dar fe de ello.
Tuve la fortuna de nacer en una familia numerosa, rodeada de muchas mujeres y pocos hombres. Todos muy estudiados e inteligentes, de conversaciones profundas y de temas intelectuales. Entre mis primas de mi generación y yo, hay una diferencia de edad bastante grande que en mi infancia se evidenciaba mucho más; mientras yo era una niña, ellas eran adolescentes. Así que mi niñez fue entre tías, hermano, papá y mamá.
El tiempo se invertía estudiando, preparándose. Preocuparse por el arreglo personal era visto como un tema superficial, vanidad o de personas “huecas”. Yo crecí creyéndolo.
Me interesé por sus mismos temas intelectuales (la verdad agradezco mucho estas bases en mi) pero eran conversaciones muy maduras para mi edad. Me gustaban y me hacían sentir acompañada participando en ellas, pero por otro lado, sonreír para una foto era mal visto. Mirarme en el espejo, era desperdiciar el tiempo que podía dedicar a estudiar.
Adicionalmente a esto, era muy delgada y nunca me gusté por eso. Yo me sentía literalmente “fea y flaca”. No me sabía vestir porque no me enseñaron ni tampoco tuve un referente que le diera importancia a saber hacerlo. Tenía inseguridades, sí. Muchísimas. El combo perfecto para tener una autoestima por el suelo.
Venían a mi mente muchas dudas: ¿La vida solo se limita a estudiar? ¿Ser inteligente es solo hablar de cosas profundas e intelectuales? ¿Arreglarse es de personas “huecas”?. Duré muchísimo en ese dilema, hasta que tomé una decisión determinante: Descubrir mi propia verdad. Descubrirme a mi misma.
Con esa decisión vinieron muchos cambios. Me mudé sola a otra ciudad donde nadie cuestionara mis decisiones. Yo necesitaba saber quien era yo, que cosas me gustaban en realidad y fortalecer mi carácter. Empecé a trabajar en mi, en conocerme. Comencé a construir mis propios conceptos de inteligencia y definitivamente, a mirarme en el espejo cuantas veces quería. Recibí ayuda para desaprender cosas que no me sumaban para vivir mi vida, en mi propia esencia. Construirme desde adentro hizo la diferencia.
Pero ¿por qué te cuento todo esto?. Porque no puedo hablar de que me dedico a la Asesoría de imagen, sin contar POR QUÉ me dedico a ella. Hace parte de mí. De mi crecimiento. Me ayudó a fortalecerme como persona, como niña, como mujer. Para mi este tema no es nada superficial. No después de todo lo que pasé y sentí. Valoro el poder que tiene estar conforme con uno mismo en todo sentido, con lo que se ve en el espejo y con lo que se siente internamente frente a eso.
No es vestirse bonito. Es vestir bonito a la bonita persona que eres. Pero debes empezar a considerarte así para que lo puedas hacer en libertad, bajo tus propios criterios y sobre todo, siendo tu misma.
Por eso digo que es cierto el dicho “No hay mal que por bien no venga”, porque después de probar en carne propia cuan transformador puede ser construir desde adentro tu imagen, hoy por hoy soy feliz ayudándote para que tu también lo hagas.
Como me dijeron hace poco: “Para mí lo que haces es vestir almas”…. Y la verdad es que sí. Te ayudo a que vistas la tuya.