¿Sabes qué es lo opuesto del perfeccionismo? Lejos de ser la mediocridad, es la autocompasión.
Ser compasivo contigo mismo te lleva a buscar la excelencia en lo que haces, sin castigarte. Te minimiza la frustración porque al equivocarte, te levantas y aprendes del error. Te hace tratarte a ti mismo con suavidad, con amor.
La autocompasión no es descuido, no es un permiso para obrar sin pensar en forma indiscriminada, pero no penaliza el error, porque nos sabemos imperfectos.
He tenido que aprender a ser compasiva conmigo misma a lo largo de mi vida. He tenido que DECIDIR serlo porque querer ser perfecta, me hacía sentir cosas muy feas sobre mi misma, rechazarme y reprocharme por mis errores. A veces lo olvido, tengo que practicarlo diariamente, pero en definitiva, me ha hecho verme diferente y con más paciencia.
Hoy quiero decirte que todo empieza por el amor propio: Debemos aceptarnos primero y ser flexibles con nosotros mismos, porque sino será más difícil sentirnos aceptados por los demás. Intentar llegar a ser nuestra mejor versión, es una tarea diaria y una gran responsabilidad, pero que nos lleva a una gran recompensa que es la satisfacción interna.